la luna

al eclipse lunar de hoy en la madrugada quiero dedicarle esta canción. mirar a la luna, a su cuerpo circular siendo lentamente tomado por la proyección del cuerpo de la tierra sobre él, en medio de un viento que pretendía empujarme a cada segundo fuera de la impresionante vista de ver a la luna irse vistiendo repentinamente de negro, fue una experiencia de comunión, de acercamiento hacia lo que solo puedo tocar con los ojos.

Escrito frente a un muro

como la hiedra que vi hoy, trepada a lo largo de un muro, dejando libre el espacio de la puerta, así, yo voy avanzando y petrificándome en cada parte de ti, excepto la que le has reservado a la persona que amas. mis ramas atentas, recelosas, solo bordean tímidamente las orillas de aquel centro que me niegas.

desde aquí arriba, la vista es desoladora. si me permitieras llenar los escalones que conducen a tus entrañas, los rociaría de flores imaginarias, de frutas exóticas, de alfombras hechas de carne de pétalo, de espejos abocados solo a reflejar tu imagen.

De cobardías y permutaciones

Hoy me ocurrió algo totalmente inesperado. Al subir al tren 1, me topé con Rufus Wainwright. Él se sentó en el asiento del frente. Lucía como una estrella ofuscada en medio de un lodazal. Mientras lo miraba a escondidas e iba escuchando «Bitches brew» de Miles Davis, me percaté de que Rufus llevaba un polo del Quijote!! Esto me animó a tomar valor y atajarlo, pero, después de imaginar y carburar una miríada de posibilidades de acercamiento, llegó el paradero de la calle 86, él se paró y se hizo humo.

Mientras el vagón emprendía su carrera, yo me preguntaba: por qué dejaste pasar la oportunidad de decirle algo original acerca de su música o de su voz? o, al menos hacer un comentario de su polo pintoresco? o, ya, por último, por qué no sacaste «Las novelas ejemplares» de Cervantes que tenías en l bolso a ver si picabas su curiosidad? Tantas posibilidades sin solución…no sé por qué esta historia mínima me transporta a la secundaria,  cuando mi profe de matemáticas trataba de que me entraran las permutaciones y yo siempre me perdía en medio de las bolas verdes, rojas y negras, como hoy entre un cúmulo de interrogantes.

Días bajo la sombra oscurísima del árbol Pizarkniano

13-10-00

Hay un inmenso sueño que mi sangre no despierta

la piel no mueve y los ojos derriten

sueño

sueño redondo de dos labios que se esperan

18-03-01

Soneto I de Garcilaso de la Vega:

Yo acabaré, que me entregué sin arte

A quien sabrá perderme y acabarme

Si ella quisiere, y aún sabrá querello

Siglo XVI, penúltimo terceto. Pensar que hasta antes de regresar, este iba a ser tu final. Estuviste cerca, L. ¿Y si ya te has acabado? Recuerda: ahora las palabras son sed de agua enferma. Mírate, un verso es suficiente para saber que te habita otra: un desierto.

A ti, si alguna vez me encuentras: imagíname viva, escribiendo la elegía que nuestro silencio lentamente fue esculpiendo. Que mi lápida sea tu nombre y la trascendencia tu cuerpo. Tu cuerpo: infinita estación de versos.

Eclipse lunar

El único que he alcanzado a ver, siempre estuve alerta pero hoy, a eso de las 9 de la noche, aquí en Nueva York, vi a la luna poco a poco ser conquistada por el velo negro de una sombra muy paciente. A eso de las 10, contemplé el morir por breves minutos de su última luz, y luego, la atisbé renacer de entre la penumbra, cobrando una iridiscencia preponderantemente ámbar, hasta retornar ella de nuevo, bañada en su usual brillo blanco, pero esta vez con un resplandor conmovedoramente nítido. Por mirarla, me perdí el concierto de un amigo. No obstante, hace unas horas, mis ojos celebraron una orquestación natural inigualable. Mientras caminaba avizorándola me parecía ser ella misma otro planeta!