Segunda carta:
¿Por qué no puedo tomar nada con absoluta tranquilidad?
¿Por qué antes de encontrarme con alguien que me
conmueve tiendo a torturarme como si la posibilidad de
ser feliz me resultara un crimen? ¿Será que esa es la
manera que tengo de disculparme ante el mundo por los
placeres que experimento, ya que casi estos jamás le
acaecen al común de los mortales?
¿Por qué no puedo acercarme a un hombre inteligente y
tierno sin que en mí se despierte el deseo de querer
poseerlo a través de mi palabra, gestos y cuerpo,
inmediatamente? ¿Por qué temo espantarlos al abrirles
mi alma?
tiens muy buena poesía. saludos desde chimbote
Gracias por leerme. Ojalá sigamos en contacto. Pasearé por tu página frecuentemente.
Lena.