De qué sirve el que me enseñes las reglas y los sofismas de los rétores? Qué necesidad tengo de todas estas palabras que no me sirven para nada? Enséñame ante todo a beber el dulce licor de Baco; enséñame a volar con Venus, la de las trenzas de oro. Cabellos blancos coronan mi cabeza. Dame agua, vierte el vino, joven adolescente; aduerme mi razón.Pronto habré cesado de vivir y cubrirás mi cabeza con un velo. Los muertos ya no tienen deseos. —Anacreonte

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