Poema inédito

¿dónde colgar los ojos cuando los objetos rechazan la mirada?
¿adónde retirarlos cuando el rostro no los siente?
¿dónde esconderlos cuando la luz es la misma
y ellos solo quieren oscuridad?
¿dónde tenderles una trampa
y robarles sus atesoradas imágenes?
¿dónde asfixiarlos y succionarles uno a uno
sus arrebatados colores?
¿dónde reubicarlos para no mirar de frente,
ni de espaldas, ni de costado?
¿dónde despertar sin que el pensamiento sea el primero en asomarse al día
y con su enajenada vehemencia empuje el natural descanso de los párpados y las pestañas?)
¿dónde exprimir el dolor cuando las lágrimas se atragantan antes de llegar a su precipitado destino?)
¿dónde hallarles una mirada lo suficientemente fuerte para que los anegue en ella?)
¿dónde mandar a hacerles cierres que los confinen a abrirse por dentro?

¿dónde está esa noche baja, negra,
sombría, rebosante de zancudos y grillos
donde mis ojos solían abrirse
para ser absorbidos, enteramente,
por ella?

¿dónde está esa luna menguante,
lejanísima, orlada de amarillo y azul,
donde, desesperados, mis ojos
iban a vaciar su entristecida visión?

¿dónde, dónde, adónde?-le preguntaba
un hombre a su cerillo,
antes de ahogar su pequeño ardor
entre tres de sus dedos

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