amar y ser amado por el total desamor de estar solo mientras más se está cerca de alguien
hablar mientras la lengua se resiste a ser culpable de tanto nombramiento insano

pies sobre unas rocas
de una niña
que teme ser más fría que las aguas del Atlántico

casas blancas árboles blancos pistas blancas
sucias
en medio de una inesperada
y dulce
brisa aderezada en pinos
mientras vago con todas las direcciones del mundo sin alzar los ojos
con la espalda trenzada a un pecho que fue escasamente mío

mirar la plenitud de las alturas sin entender por qué arriba siempre y abajo nunca nada
y allí mismo
echado
esperas un planeta lejano buscándote
con la urgencia de una hoja minúscula
abriéndose paso hacia el espejismo de un sol exhausto
y abajo otra vez muy poco
a no ser por tu sexo
que como un gusano te llama
y la mano se convierte en flor
rozándolo con un estribillo antiguo
irremediablemente manchado de una vergonzosa pureza

cierra, vamos, las ventanas

ya pronto caerás y no será mi culpa aunque hayan sido míos los peldaños
aunque con estos dedos yo mismo haya llenado de cáscaras las gradas

cierra las ventanas ya, vamos, avanza

bajo la esquina izquierda de uno de tus párpados
a ras del último escalón
albergado el rostro en el escarlata emergente y expansivo de tu sangre a cuestas

mi cuerpo

soneto antiguo,

exquisito

Brooklyn, 22 de febrero de 2011
lrru.

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