A César Vallejo
                                                                               (a los 69 años de su muerte)
El olor de las flores
El olor de tu pelo distendiéndose
El olor de tus muslos
De tu cuello
El olor a llanto de cenicero
El olor de la morada negra que ahora te cubre
El olor de tus ojos enquistados en una última imagen: Me voy a España, a España
El olor alto de ramas desperezándose
El olor de tus manos cuyos dedos son briznas de un atardecer desierto
El olor inextinguible de nubes convulsas
El olor de tu cuerpo desnudo en esta sala de paredes nunca antes vistas ni sentidas
En medio de estos perfumes que jamás hospedó tu aliento
Y estos rostros que fueron, sin saberlo,
También, espejos del tuyo
El olor de tu piel que ya es una con el viento
El olor lánguido
Mohoso
Vacío
De tus venas
De tus dientes
Del escalofrío tensando repentinas contorsiones de tu puño y de tu espalda

Bufanda aérea,
Calor sin forma ni sustancia
Ausencia irremediable,
Humedezco mis labios en tu albañal de congojas,
En los maderos curvados de tu beso
En tu testar las islas
En tus voluntarios muertos llenos de mundo
E intacta
Tu sangre
En mi lengua insípida
Se redime

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